La llegada de la nueva generación de consolas abrió un debate que todavía sigue vigente. Con dos modelos de Xbox disponibles, la elección entre la Series S y la Series X no siempre resulta sencilla.
Ambas versiones apuntan al mismo ecosistema, pero cada una está pensada para perfiles de jugadores distintos. A primera vista parecen similares, sin embargo, las diferencias técnicas y de diseño son notorias.
Comparar estas dos consolas implica observar aspectos de hardware, almacenamiento, calidad gráfica y precio. En esa línea, el análisis de la Xbox S vs Xbox X se vuelve esencial para quienes buscan dar el salto generacional.
Diseño y construcción
Las diferencias de tamaño y estética marcan el primer contraste entre las consolas.
Xbox Series S: compacta y accesible
La Xbox Series S se distingue por ser más pequeña y ligera, con 275 x 151 x 63 mm y 1,9 kg de peso. Su diseño minimalista la convierte en una opción práctica para quienes tienen espacios reducidos o buscan portabilidad.
Xbox Series X: robusta y sofisticada
Por su parte, la Xbox Series X cuenta con un formato más voluminoso (301 x 151 x 151 mm y 4,4 kg). Su aspecto rectangular transmite robustez y aloja un sistema de ventilación avanzado que asegura un mejor rendimiento térmico.
Potencia de hardware
La arquitectura interna marca el verdadero salto de generación.
CPU y GPU
Tanto la Series S como la Series X utilizan la misma base tecnológica: procesadores AMD Zen 2 combinados con gráficas RDNA 2. La diferencia está en la escala de potencia. La Series X trabaja con una frecuencia de hasta 3,8 GHz, mientras que la Series S alcanza los 3,6 GHz. Aunque el margen en CPU no parece enorme, la diferencia se nota al ejecutar tareas en paralelo, como mantener aplicaciones abiertas en segundo plano sin afectar la experiencia de juego.
El verdadero contraste se da en la GPU. La Xbox Series X ofrece 52 unidades de cómputo a 1,825 GHz, lo que se traduce en 12 teraflops de potencia gráfica. En cambio, la Series S cuenta con 20 unidades de cómputo a 1,565 GHz, alcanzando apenas 4 teraflops. Esto significa que la X puede manejar texturas más pesadas, iluminación más realista y resoluciones nativas en 4K, mientras que la S está optimizada para 1440p y reescalado.
Memoria y rendimiento

La memoria también juega un papel clave. La Series X incorpora 16 GB de RAM GDDR6, con un ancho de banda dividido: 10 GB a 560 GB/s y 6 GB a 336 GB/s. La Series S, en cambio, reduce la cifra a 10 GB de RAM, con 8 GB funcionando a 224 GB/s y 2 GB a 56 GB/s. Esta diferencia no solo limita la resolución de los juegos, sino también la capacidad de manejar mundos abiertos más complejos o de mantener fluidez al cambiar entre aplicaciones.
En la práctica, esto se traduce en que la Series X ofrece un rendimiento más estable en juegos de alto presupuesto, con texturas en ultra y ray tracing más definido. La Series S, aunque menos potente, mantiene una experiencia sólida para quienes no buscan la máxima fidelidad visual, priorizando un acceso más económico a la nueva generación.
Gráficos y resolución
El apartado visual es clave al elegir una consola de nueva generación.
Series S: juegos en 1440p
La Series S está orientada a un público que no necesita 4K nativo. La mayoría de los títulos corren a 1440p, con reescalado a 4K. Es una opción ideal para quienes cuentan con televisores Full HD o QHD.
Series X: 4K real y hasta 120 fps
La Series X apunta al máximo rendimiento gráfico. Ofrece 4K nativo en la mayoría de los juegos y soporte para 120 fps, lo que brinda una experiencia fluida y detallada en televisores de última generación.
Almacenamiento y velocidad
El espacio interno es un factor determinante para usuarios que descargan muchos títulos digitales.
Series S: SSD de 512 GB
La Series S viene equipada con un SSD NVMe de 512 GB, que asegura tiempos de carga veloces, aunque puede quedarse corto si instalas juegos muy pesados como Call of Duty o Forza Horizon.
Series X: SSD de 1 TB
La Series X dobla la capacidad con 1 TB de almacenamiento interno, lo que permite manejar una biblioteca digital más amplia sin necesidad de expansión inmediata.
Ecosistema y compatibilidad
Ambos modelos comparten catálogo y servicios.
Juegos compartidos y retrocompatibilidad
La Series S y la Series X ofrecen acceso al mismo catálogo de títulos, además de retrocompatibilidad con juegos de Xbox One, Xbox 360 y la Xbox original. Esto las vuelve atractivas para quienes buscan mantener vivas colecciones antiguas.
Servicios digitales y suscripciones
El ecosistema digital, con propuestas como Xbox Game Pass, se presenta como un punto fuerte. El modelo recuerda lo que Spotify hizo con la música o Netflix con el cine, ofreciendo acceso ilimitado a un catálogo cambiante de juegos.
Comparaciones con otras marcas
Analizar la competencia ayuda a entender mejor el posicionamiento de estas consolas.
Sony y Nintendo en la misma generación
Mientras Sony apostó por la potencia gráfica de la PlayStation 5 y exclusivos de alto nivel como Horizon Forbidden West o Spider-Man: Miles Morales, Nintendo se diferenció con la Switch, priorizando innovación híbrida y experiencias familiares como Mario Kart 8 Deluxe o Animal Crossing: New Horizons.
Ejemplos de otras marcas
Así como en tecnología móvil marcas como Samsung, Motorola o Xiaomi ofrecen distintas gamas según el público, Xbox repite esta lógica con dos modelos que apuntan a necesidades diferentes.
Resumen comparativo
Para ir cerrando, te damos un repaso de las características principales permite visualizar rápidamente las diferencias entre la Series S y la Series X:
- Xbox Series S: más compacta y ligera, con un diseño pensado para espacios reducidos. Su GPU de 4 teraflops y 10 GB de RAM la hacen ideal para jugar en 1080p o 1440p, con reescalado a 4K cuando es necesario. Viene con SSD de 512 GB, lo que asegura tiempos de carga rápidos, aunque limita la cantidad de títulos instalables simultáneamente.
- Xbox Series X: orientada a jugadores exigentes que buscan la máxima calidad gráfica. Su GPU de 12 teraflops, 16 GB de RAM y soporte nativo 4K permiten texturas más detalladas, iluminación avanzada y 120 fps en algunos títulos. Incluye SSD de 1 TB, ideal para mantener grandes bibliotecas digitales sin preocuparse por el espacio.
- En común: ambas consolas ofrecen acceso al mismo catálogo de juegos, retrocompatibilidad con Xbox One, Xbox 360 y la Xbox original, y servicios digitales como Xbox Game Pass, asegurando que el jugador pueda disfrutar de títulos clásicos y novedades sin importar el modelo elegido.
En definitiva, la decisión entre Series S y Series X depende del perfil del jugador y el uso que le quieras dar. Si buscas algo económico y funcional, la S es una excelente opción. En cambio, si tu prioridad es la máxima calidad gráfica y el almacenamiento amplio, la X marca la diferencia. En cualquier caso, ambas garantizan una experiencia de nueva generación sin dejar de lado la compatibilidad con juegos anteriores.